Saltar al contenido

El viejo olmo que quería ser un mueble

El viejo olmo que quería ser un mueble

Hace mucho, mucho tiempo, cuando era niño y aún era capaz de hablar, escuchar, y entender los sonidos y colores que el bosque me mostraba, me encontré con un impresionante árbol que no paraba de hablar y refunfuñar.

Era un viejo olmo, muy alto y de grueso tronco, con muchas ramas y follaje

Hablaba sin parar, para si mismo y todo aquel que pudiera entenderlo, se quejaba de lo viejo que era y que no encontraba ningún sentido a la vida.

Al verme alzó más su voz para que pudiera escucharlo mejor, este viejo olmo solo decía una y otra vez, que ya estaba aburrido de estar allí, siempre en el mismo lugar, sin nada que hacer, sin ninguna función en particular, sin más futuro que el estar allí plantado, año tras año, dejando sus hojas caer en invierno, floreciendo cada primavera, siendo molestado por las aves que anidaban en él.

Impresionante olmo

Este olmo deseaba ser de utilidad, soñaba con ser transformado en un bonito y elegante mueble, o que su madera sirviera para calentar algún hogar en los fríos inviernos.

Son tantas cosas diferentes las que podrían hacer conmigo, más que estar aquí todos los días, aguantando el viento, el sol y la lluvia, con mis ramas hacia arriba, sin hacer nada más.

Me preguntó si podría ayudarlo en esto, y como mi abuelo era leñador le dije que sí, que iría a buscarlo para poder hacer realidad su deseo.

Cuando regresé con mi abuelo, hacha en mano, miró al olmo con cara extrañada y me dijo, no creo que pueda hacer lo que este árbol desea.

Abuelo, pero tu eres leñador y cortas muchos árboles, ¿por qué este no?

Este olmo significa mucho para mí, lo planté cuando era más pequeño que tú, y lo cuidé para que creciera fuerte y sano, todos los días vengo, desde hace muchos años a sentarme apoyado en su gran tronco y descansar bajo su sombra en el caluroso verano.

El viejo olmo que quería ser un mueble

Sus flores y semillas han servido para alimentar a miles de insectos, en sus ramas han anidado y se han criado muchas familias de pájaros, sus hojas cuando caen al suelo fertilizan la tierra, además este árbol junto con todos los demás ayudan a que caiga la lluvia y oxigenan la atmósfera para que podamos respirar.

Además yo solo corto aquellos que ya están secos o moribundos, y por cada uno que corto, planto dos o tres más, con mi padre planté muchas semillas de árboles en este mismo bosque, así ha seguido creciendo y aumentando en frondosidad.

Le dije al viejo árbol, que lo sentía, que no podía ayudarlo en lo que me estaba pidiendo, y el me contestó que no me preocupase, que gracias a su abuelo había comprendido que aún le quedaba mucho trabajo por hacer en el bosque, y que lo que estaba haciendo era lo mejor y más importante que podía hacer.

Hasta pronto querido olmo, vendré a visitarte muchas veces a conversar contigo, a descansar sobe tu tronco y a respirar el aire puro que nos ofreces todos los días.


Debemos cuidar la naturaleza, en especial a los árboles, pues ellos dan sombra, oxígeno y contribuyen con el ciclo de lluvia para que siempre tengamos agua.

Paseo de olmos en otoño